Y por último, la forma en la que entra en nuestro cuerpo.
Existen estudios que intentan comparar, por ejemplo, la carne animal con la carne vegetal con la esperanza de poder demostrar que es más sano para el cuerpo humano comer carne animal que carne vegetal procesada. En primer lugar, existe muy poca carne animal no procesada (una hamburguesa, por ejemplo, está procesada). Y en segundo lugar, se ha demostrado que una hamburguesa vegetal ultraprocesada tiene mejor perfil nutricional y es más saludable que una de origen animal (la Beyond Meat, en concreto, pero no es ni mucho menos la única).
Aun así, el principal argumento de ese tipo de estudios en contra de la carne vegetal es que, en su estado “crudo” (que es como se analiza), contiene más sal. Lo que esos estudios no tienen en cuenta es que, a la hora de cocinar, las carnes vegetales no suelen precisar de ningún aditivo extra. Lo que contienen es tal cual lo que consumes. Mientras que a las carnes animales se les añade de todo (sobre todo sal) para darles sabor. Por lo que, al final, cuando entra en nuestro cuerpo, el nivel de sal que tienen es, probablemente, superior.
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